jueves, 11 de diciembre de 2008

Por tierras extremeñas

A las 8 de la mañana del sábado 6 de diciembre, comenzaba la excursión que la Parroquia de San Pedro de Carmona había organizado para visitar dos Patrimonios de la Humanidad: la ciudad de Mérida y el Monasterio de Santa María de Guadalupe, en Cáceres. Fueron dos jornadas de diversión, cultura y convivencia de la que los participantes han quedado más que satisfechos y contentos.
La primera jornada, 6 de diciembre, nos hizo contemplar la belleza de los monumentos de Mérida. Tras dar cuenta de un buen desayuno, comenzamos la visita cultural por la Casa del Anfiteatro, continuando con los restos arqueológicos encontrados en el templo de Santa Eulalia, donde contemplamos restos de diferentes épocas y actividades (casas romanas, enterramientos, basílica paleocristiana). La mañana concluyó visitando los imponentes anfiteatro y teatro romanos. Todo ello amenamente documentado por una guía que supo hacernos disfrutar de cuanto contemplábamos. Tras reponer fuerzas con la comida, continuamos la visita de la Alcazaba y un poco de callejeo por la ciudad, para culminar el día con la visita al Museo Nacional de Arte Romano, donde la gente no dejó de sorprenderse.

Tras un sueño reparador en un hotel de Almendralejo, el día 7 pusimos rumbo a la zona conocida como Las Villuercas, donde nos esperaba la imagen de la Virgen Morena de Guadalupe, Patrona de Extremadura y Reina de la Hispanidad. La historia del Monasterio arranca a finales del siglo XIII, dejando huella de su importancia en la historia de España todas las salas de su fabuloso museo. Llegando sobre las 11 h. al Pueblo, y tras una vuelta para calentar el cuerpo con un buen café, pues estuvo lloviendo durante todo el tiempo que permanecimos en esta localidad, celebramos la Eucaristía del Peregrino en la Basílica a las 12 h., tras la cual visitamos el Monasterio y museo, visita que hizo las delicias de todos los que lo contemplamos. Especial huella dejaron la sacristía, capilla sixtina de las sacristías españolas, y el camarín, donde se puede venerar la talla románica en madera de cedro de la Virgen morena. Culminado el ajetreo cultural, dimos cuenta de un sabroso menú en la Hospedería del Real Monasterio.

Con un tiempo bastante desapacible, emprendimos la vuelta a Carmona, con el buen sabor de boca dejado en nosotros este fin de semana por la maravillas contempladas y por el buen clima de convivencia entre los participantes.